La ausencia de Alaba crea una Austria más volcada al ataque
Berlín, 28 jun (EFE).-El pasado 17 de diciembre, al seleccionador de Austria Ralf Rangnick y al resto de técnicos de la 'Burschen' les recorrió un intenso escalofrío: su estrella y capitán, el defensa David Alaba, caía lesionado tras quebrarse el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, en el choque liguero que disputaba el Real Madrid ante el Villarreal.
Berlín, 28 jun (EFE).-El pasado 17 de diciembre, al seleccionador de Austria Ralf Rangnick y al resto de técnicos de la 'Burschen' les recorrió un intenso escalofrío: su estrella y capitán, el defensa David Alaba, caía lesionado tras quebrarse el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, en el choque liguero que disputaba el Real Madrid ante el Villarreal.
Ni el más optimista de los pronósticos daba opción alguna a que el zaguero pudiera disputar con su selección la Eurocopa de Alemania y Austria quedaba partida en su retaguardia, al carecer de un sustituto de las mismas garantías que el central madridista.
Ante tan adversa tesitura, el sabio Rangnick ha optado por la decisión más kamikaze: si se resiente la defensa, se potencia aún más ataque. Y, a la vista de lo ocurrido en la primera fase de la Eurocopa, el tiempo le ha dado la razón.
Un once en el que solo figura un punta, pero escoltado por hasta cinco centrocampistas, cuatro de ellos con vocación ofensiva, y una defensa con tendencia a incorporarse al ataque para las segundas ocasiones.
No es casualidad que el primer tanto de Austria en el torneo, anotado ante Polonia en la segunda jornada, viniera de un zaguero tras un saque de banda larguísimo colgado al corazón del área, cuya segunda jugada acabó en balón centrado a la cabeza Trauner, para que este rematara a placer.
Sin embargo, es en la medular donde reside toda la munición letal de esta Austria. Los Grillitsch, Baumgartner, Laimer o Sabitzer, bien custodiados por el más defensivo Seiwald, crean continuamente superioridades en el medio campo ante unos rivales desbordados cuando tratan de arrebatarles el balón, que dejan múltiples espacios que acaban siendo un caramelo a la perspicacia de este arsenal. Polonia y Países Bajos pueden dar buena cuenta de ello.
El que más se aprovecha de esa lucidez es el veterano Arnautovic, tan oportunista como instintivo. Tras su irregular temporada en el Inter de Milán, eclipsado por la inclinación del equipo de Inzaghi a concentrar los ataques en Lautaro Martínez, el punta encuentra en Austria su ecosistema perfecto, desempeñando, precisamente, la función que opera el argentino con los 'Nerazurri'.
Si bien sus registros goleadores no son los de un consumado ariete -solo lleva un tanto y de penalti en la Eurocopa-, su presencia ordena las incursiones al ataque de los demás centrocampistas, en especial las de Cristoph Baumgartner y Marcel Sabitzer.
El primero, con su privilegiada visión de juego, canaliza ese torrente de juego para moldearlo a las necesidades que requiere cada ofensiva, primando siempre el vértigo y la sorpresa; mientras que el segundo, todo intuición, anticipa las determinaciones del media punta del Leipzig antes de que las ejecute. Así nació el gol de la victoria ante Países Bajos.
La estrategia tiene también sus riesgos: al ser un combinado con tanta vocación a volcarse tanto al ataque, tiende a descuidar la retaguardia: ha encajado cuatro goles en tres partidos -la famosa teoría de la manta-, lo cual podría pasarle factura en cruces frente a conjuntos con grandes delanteras.
Pero de lo que no cabe duda es que, al menos hasta ahora, la fórmula desarrollada para reemplazar la traumática baja de Alaba, presente en el banquillo en los partidos de los suyos para animar como un hincha más, se ha demostrado como un acierto, y Austria aspira a servirse de ella para seguir progresando en el torneo. Rangnick lo tiene claro: la mejor defensa es un buen ataque.
Juan Manuel Sánchez